lunes, 3 de noviembre de 2014

Desde dentro

Baby, I'm a-want you
Bread
Soft rock, pop-rock, 1972
La industria y los artistas no suelen tener una misma visión de las cosas. Son frecuentes las obras cuya edición final varía de forma sustancial de lo que salió del local de ensayo. Si bien, en ocasiones, estos cambios no terminan de convencer a los legítimos creadores de las canciones, provocando reediciones al estilo del "montaje del director" en el cine, hay otros grupos y artistas que se posicionan del lado de la industria, dejándose guiar hacia aquellos terrenos que productores y ejecutivos creen más del gusto de los potenciales oyentes y compradores.

El caso de Bread es paradigmático. Y es que no se trataba de un grupo de pobres chicos engañados por los ejecutivos y los productores; ni siquiera convencidos por los agentes de la industria para cambiar sus composiciones con el fin de sonar en la radio. Este grupo nació decidido a conseguir el éxito comercial. Y es que el tándem principal lo formaban personajes perfectamente integrados en el engranaje de la música profesional: David Gates era productor de diferentes grupos de segunda fila, músico de sesión y, en sus inicios, copista de partituras; Jimmy Giffin era compositor para artistas de todo pelaje y Robb Royer había estudiado música desde pequeño, dominando varios instrumentos. Tanto es así, que incluso quienes completaban la formación en sus distintos momentos, Mike Boots, Jim Gordon y Larry Knechtel, también eran asalariados de los estudios y los escenarios.

Aunque su anadadura incluye cinco discos de oro entre sus seis álbumes y una decena de sus 16 singles en el Top 20 de las listas de ventas, el cuarto disco de la banda, "Baby, I'm a-want you", fue el que mejores registros obtuvo, con cuatro canciones de amplia difusión radiofónica y unas cifras de ventas que lo colocaron entre los más rentables de 1972. El contenido, nada nuevo con respecto a los discos anteriores: instrumentación efectiva y poco estridente, arreglos cuidados y elegantes y algunos trucos extraídos de todos los estilos, desde los falsetes propios de la música disco a melodías tomadas del country-rock, el ABC del soft rock de aspiraciones comerciales.

La marca de la casa son las baladas y medios tiempos con el country-rock como principal influencia, aunque con un toque pop marcadamente presente, tanto en sus letras como en el tratamiento musical. En ese grupo de canciones se incluyen "Diary", "Dream lady", "Games of magic", "Everything I own" y "Just like yesterday", así como el tema que da título al álbum.

Además de estas canciones, la banda también toma algunos sonidos prestados de otros estilos, como el rock sureño en "Mother freedom" y "Daughter", el blues y el rock'n roll clásico en "Nobody like you", "This isn't what the governmeant" y "I don't love you", o los aires más bailables y animados del country-rock en "Down on my knees".

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