lunes, 21 de abril de 2014

Mitomanía

Memphis Heat
Memphis Slim & Canned Heat (with The Memphis Horns)
Blues, blues-rock, 1981 (publicado en 1973 solamente en Francia)
El refrán dice que es de bien nacidos ser agradecidos, una costumbre que, dentro del mundo de la música, va por barrios. Es cierto que algunas generaciones de artistas se suben en el altar de su propia gloria y no hacen referencia a sus mentores, si bien lo más habitual es que quienes se dedican a esto de buscar la belleza en forma de canciones sí reconozcan y agradezcan, cada cual a su manera y con sus medios, a aquellos que les marcaron el camino. Los grandes creadores del blues eléctrico, incluso algunos de los pioneros de este estilo, fueron quizás los más reivindicados por aquellos que, a partir de los años 60 y sin las restricciones de raza de otras décadas, retomaron los sonidos primigenios, ya fuera de forma ortodoxa o en alguna particular y aventurada relectura.

Una de las bandas que más ayudó a la difusión de la obra y la revitalización de las carreras de sus viejos héroes fue Canned Heat, una banda que, no contenta con reclamar la atención sobre las canciones de sus maestros a través de su interpretación, se dio el gustazo de colaborar frecuentemente con distintas figuras del blues, aprovechando su éxito para acercarse a aquellos que tanto habían hecho involuntariamente para que éste se produjera. Quizás su colaboración más célebre sea “Hooker’n Heat”, junto al indiscutible ídolo dorado que es John lee Hooker, mientras que la anécdota más entrañable es la de Sunnyland Slim, a quien reconocieron en un conductor de taxi y convencieron para volver a los estudios a grabar unas canciones con ellos. Además, junto a estos verdaderos mitómanos del blues, también han visitado estudios y escenarios Clarence “Gatemouth” Brown, Albert Collins, a quien aconsejaron mudarse a California para dar un empujón a su carrera, y Memphis Slim.

La banda conoció al veterano pianista de Memphis, de nombre real Peter Chatman, en 1970 en París, lugar al que se había exiliado después de un par de giras por Europa para intentar probar suerte en un terreno menos plagado de viejos artistas de blues. La conexión fue inmediata y los productores y managers de Slim hicieron el resto para que ese encuentro se convirtiera en una sesión de grabación que, a pesar del interés mostrado por los gestores de la carrera de Chatman, quedó en el olvido durante tres años, hasta que otros ilustres visitantes llegaron a la capital gala tres años después. Así, The Memphis Horns, la sección de metales de la discográfica Stax, incluyeron algunos arreglos en esas grabaciones y finalmente el disco vio la luz en Francia, mientras que el resto del mundo tuvo que esperar hasta 1981 para poder disfrutar de este recuerdo de un fin de semana lejos de la oficina.

Como en el caso de Hooker o, más tarde, Brown, Canned Heat le deja el protagonismo casi absoluto a Memphis Slim y se limita a ejercer como una banda de apoyo más que eficiente y, eso sí, con un puntito de intensidad algo mayor al acostumbrado por el viejo bluesman dada su experiencia más centrada en el blues-rock. Así, a pesar del cambio de banda, Chatman se siente a sus anchas en canciones marchosas, como los shuffle “When I were young” y “Mother Earth”, los instrumentales “Boogie duo” y “Mr. Longfingers” y las baladas blues “You don’t know my mind”, “Five long years” y “Trouble everywhere I go”, canciones en los que comparte los pasajes instrumentales con las guitarras de Harvey Mandel y Alan Wilson. En este grupo de canciones se encuentra uno de los mejores momentos, “Paris”, un tema a medio camino entre el rock’n roll y el swing que cierra el disco.

El toque algo más rockero y guitarrero que imprime Canned Heat a las canciones de Memphis Slim en ocasiones se desboca un poco más, creando sonidos algo menos ortodoxos pero perfectamente imbricados en el resultado final del álbum. Así, en el instrumental “Whizzle wham”, se elige un ritmo casi desenfrenado y se deja a la guitarra la voz cantante, mientras que esta mayor intensidad y versatilidad rítmica también se deja ver en la contundente “Black cat cross my trail” y en “Down that big road”, de cierta cadencia funky.

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