Byrds
The Byrds
Folk-rock, 1973
Los avatares de un grupo musical que pretende resistir el
paso del tiempo suelen ser impredecibles. Luchas de egos, obligaciones
familiares, problemas mentales, muertes tempranas y otras desgracias más o
menos extraordinarias se dan para que, en la mayoría de los casos, las bandas
no puedan mantener su alineación titular a lo largo de los años. Sin embargo, y
cuando las causas de separación no han sido definitivas, se dan reuniones, unas
más por nostalgia, otras por la existencia de un ansia creativa real y otras
simplemente por la pasta.
El caso de The Byrds tiene un poco de todo. Los éxitos a
mediados de los 60 habían traído de todo menos felicidad, de modo que, poco a
poco, todos habían ido abandonando el barco, obligando a Roger McGuinn a ir sustituyendo a sus antiguos compañeros
de correrías por profesionales bien pagados o estrellas en ciernes buscando
nuevas experiencias. Sin embargo, a la altura de 1972, todos estaban en
disposición de volver a juntarse. McGuinn estaba harto de los cambios constante
en la banda; David Crosby acaba de terminar un disco y una gira conjuntos con
Graham Nash; Michael Clarke estaba sin grupo fijo desde la separación de The
Flying Burrito Brothers; Chris Hillman veía cómo los Manassas de Stephen Stills
iban teniendo cada vez menos actividad y Gene Clark, a pesar del gran
recibimiento de la crítica, no tenía demasiado éxito de público con sus discos en
solitario. Así nació “Byrds”, el reencuentro de la formación inicial y, a la
postre, el último disco de estudio de la mítica banda. Para ello, hubo que
disolver el otro grupo, que acababa de grabar “Farther along”, y su contrato
con Columbia y aceptar una nueva oferta de la compaía nacida de la reciente
fusión de Elektra y Asylum.
“Byrds” es un disco muy distinto dentro de la obra de la
banda. Para empezar, la habitual guitarra de 12 cuerdas de sonido metálico de
McGuinn desaparece por completo, dejando el protagonismo a sonidos principalmente
acústicos, mucho más ortodoxos dentro del folk-rock de la época. Además, no
termina de ser un disco de The Byrds, sino una acumulación de canciones que
responden a la personalidad y las características de cada uno de sus autores,
con alguna pequeña injerencia o influencia de unos en otros.
Dominan el disco las composiciones de Gene Clark, que
introduce algunos aires más campestres a su folk-rock de sonoridad luminosa,
cuidada instrumentación y lírica alejada de las convenciones del rock’n roll. En
este grupo se encuentran “Full circle” y “Changing heart”, así como las dos
versiones de Neil Young que incluye el disco, “See the sky about to rain” y un “Cowgirl in the sand” de tratamiento country. Aún así también hay canciones de cortes más
buenrollista, un folk-rock muy imbricado
en la obra de Manassas, como son las composiciones de Hillman, “Things will be better” y “Borrowing time”.
Crosby también tiene espacio para sus ramalazos más cercanos
a la psicodelia y el hippismo, con canciones como “Long live the king” y “Laughing”,
de su propia autoria, o “Sweet Mary”, obra de McGuinn, y “For free”, versión de
Joni Mitchell. La marca del que fuera líder absoluto de la banda durante gran
parte de su andadura se deja ver en “Born to rock’n roll” (ya aparecido en “Farther along”), que mezcla las melodías folk de Bob Dylan con la influencia más
rockera siempre presente en algunas canciones de The Byrds.
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