Pickin’ up
the pieces
Poco
Country-rock, 1969
La explosion de creatividad de los años finales de la década
de los 60 no solamente sirvió para que, a nivel técnico, la experimentación
diera como resultado la creación de nuevos sonidos y formas de hacer, nuevos
conceptos tanto a la hora de tocar como de componer o grabar. Este caldo de
cultivo también sirvió para que otros se atrevieran a abordar de una forma más
natural para ellos estilos que, hasta el momento, se veían rodeados de una cierta
ortodoxia que, en ocasiones, los alejaba del público más joven. Gracias a un
panorama en el que todo valía, fueron surgiendo nuevos sonidos basados en
viejas influencias tales como el rock sureño, el blues-rock o el country-rock.
Los grandes ideólogos de este nuevo estilo fueron Richie
Furay y Jim Messina. El primero veía cómo casi todas sus composiciones para
Buffalo Springfield se alejaban del sonido pop-rock de la banda y tomaban
caminos más campestres. En un momento de cierta distancia entre los tres
líderes de este grupo, el propio Furay, Stephen Stills y Neil Young, que
trabajaban y grababan en solitario los temas que luego compondrían la despedida
de este fugaz proyecto, apareció Messina, ingeniero de sonido de una de las
sesiones de grabación y músico que le ayudó a dar forma a algunas de las
canciones. De este modo, surgió una colaboración estrecha que, junto a la
incorporación de Rusty Young al pedal steel, George Grantham a la batería y el
breve Randy Meisner al bajo, serviría para dar nacimiento a un nuevo estilo
musical.
Con la intención de llamarse como un conocido personaje de
una tira cómica, algo que rechazó el creador del tebeo, los cinco intrépidos
fijaron su nombre finalmente como Poco y su sonido en una mezcla del pop y el
rock propio de su generación y del country que había escuchado desde niños. Se
trataba de un híbrido en el que el rock aportaba algunos sonidos y temáticas,
mientras que el country ponía los instrumentos y el tratamiento de las
canciones, con gran presencia de los tradicionales sonidos de banjo, pedal
steel o mandolina y de los arreglos de voces armonizadas, dejando, además,
entrada a otros estilos y tendencias habituales de aquellos años, como el pop
psicodélico, el folk-rock o, incluso, sonidos más negros.
La presencia del country es muy alagada y todos y cada uno
de los temas tienen ese olor campestre, si bien hay algunos que respetan de
forma casi reverencial la ortodoxia de este estilo. En este estreno, se
encuentran canciones como “Pickin’ up the pieces”, “Consequently so long” y la
balada “Tomorrow” que cumplen fielmente las reglas del tradicional estilo,
mientras que otras como la instrumental “Grand junction” o “Just in case it
happens, yes indeed” ya muestran cierta contaminación del rock y el pop.
Pero el nacimiento del nuevo estilo se debe precisamente a esos otros
temas que desafían un poco más el canon del country más tradicional. Así, “What a day” es una pieza vitalista de marcada tendencia pop-rock, a pesar de su
tratamiento country en lo que a instrumentos y jerarquías musicales se refiere.
En esta misma línea, este debut discográfico incluye canciones como “Make me a smile” y “Short changed”, con claras concesiones al folk y el rock, así como
“Calico lady” y la balada “First love”, cuya inspiración se acerca al pop
psicodélico de la época. Y además del estilo, Poco también juegan con los
ritmos, imprimiendo a temas como “Oh yeah” y, sobre todo, “Nobody’s fool” un
ritmo cercano al funky, siempre sin despegarse del todo del campo.
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