Idlewild South
The Allman
Brothers Band
Rock
sureño, blues-rock, 1970
El rock sureño tiene, al menos en su origen, más de
denominación de origen y de etiqueta de calidad que de estilo con normas y
sonidos ortodoxamente marcados. Así, cada una de las bandas surgidas en los
Estados del Sur tenía que buscar su camino dentro de la amalgama de sonidos que
nacieron, crecieron y se desarrollaron en aquellas tierras a lo largo de la décadas
y que estos neófitos llegados a mediados de los 70 y a principios de los 70
empezaron a utilizar tal y como los habían escuchado, mezclados, sin una
distinción estilística clara.
Los hermanos Allman, en sus diferentes formaciones y
configuraciones hasta su consagración final como The Allman Brothers Band, habían
probado diferentes sonoridades, desde influencias más rockeras y vitaminadas
con un grupo cercano al garage rock a viejas canciones blues tocadas al más
puro estilo tradicional. De este modo, cuando el grupo se conformó definitivamente
para su asalto discográfica, cada uno de sus músicos, dada su peripecia vital
correspondiente, tenía ya sus vicios y sus manías, lo que condujo a que la
banda siempre dejara mucho espacio a la improvisación y los discursos
instrumentales, sobre todo de sus dos peculiares guitarristas, Duane Allman y
Dickey Betts, siempre dentro de un estilo blues-rock con ciertas cadencias
funky.
En este segundo disco, el grupo decide dar un paso más allá
y desembarazarse de determinadas ataduras, dotando a sus canciones de algunos
sonidos u ritmos distintos. De este modo, aunque el blues-rock que venían
cultivando desde su formación sigue presente, “Idlewild south” contiene algunos
escarceos con influencias latinas, tratamientos más cercanos al folk y al
country y, sobre todo, mucha más mezcla y hondura musical que su lanzamiento
anterior.
La canción que ejemplifica a la perfección este cierto
cambio en busca del camino de la banda es “In memory of Elizabeth Reed”, un
tema instrumental con diferentes pasajes, ritmos y ambientes que demuestra la
polivalencia estilística de los distintos músicos y la acumulación de
influencias, con ritmos latinos y fraseos de blues, entre otros referentes
musicales. En este mismo sentido, “Revival” también reúne los distintos sonidos
de los que bebe la banda, con ramalazos de folk, toques de funk y soul y melodías
alejadas del blues. La asimilación de esta mayor cantidad de ingredientes
musicales también se deja ver en dos canciones que definirán el sonido sureño
para bandas posteriores, menos ricas en influencias y experimentaciones. Se
trata de con un rock basado principalmente en el folk, el country y el blues,
que tiene su reflejo en la inconmensurable “Midnight rider” y “Please call home”,
balada con un cierto regusto soul.
Los ecos del álbum de debut de la banda, mucho más influido
por el blues en sus diferentes vertientes y orígenes, siempre con un gran peso
de las guitarras y una rítmica tremendamente rica gracias a la inclusión de
cadencias más elaboradas, se dejan escuchar en canciones como “Don’t keep me
wonderin’”, la enérgica versión de “Hoochie coochie man” y “Leave my blues at
home”.
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