jueves, 2 de octubre de 2014

Inspiración artesanal

Dear Mr. Fantasy
Traffic
Rock psicodélico, 1967
Aquel viejo deseo de que la inspitación te pille trabajando ha sido el mantra de muchos músicos que, desconfiados de que las musas fueran a aparecerse justo en el momento en que se sentaban a componer, preferían que el ambiente fuera el adecuado, ya fuera por la ausencia de influencias externos o precisamente por la presencia de las mismas, para que las canciones fueran fluyendo. Así, unos trabajan mejor en estudios en los que poder grabar cualquier idea medianamente utilizable, otros se manejan con horarios draconianos y otros prefieren establecer un cuartel general que centralice las operaciones hasta que el disco esté listo, como ocurrió con la Big Pink de The Band o en la villa paradisíaca frente al Mediterráneo donde germinó "Exile on Main Street".

Traffic es una de las esas bandas que buscó en el retiro y el encierro su fórmula para construir canciones. El exitoso y celebrérrimo Steve Winwood ya había demostrado su conexión con el guitarrista Dave Mason, el percusionista Jim Capaldi y el clarinetista y saxofonista Chris Wood, todos ellos músicos con cierto bagaje en el circuito británico a mediados de los 60, en varias jam sessions, por lo que decidieron fijar un centro de operaciones en el que refugiarse para terminar de limar las asperezas musicales y definir el sonido del que sería uno de los experimentos psicodélicos más atractivos de la época en Reino Unido. En aquella casade campo de Berkshire, todos cantaron, tocaron los diversos instrumentos y expusieron sus ideas hasta que la banda contó con una importante colección de canciones de diferentes colores y texturas.

"Dear Mr. Fantasy" fue lanzado cuando los dos primeros singles de la banda, "Paper sun"y "Hole in my shoe", ya habían sido un importante éxito, por lo que crítica y público estaban expectantes por el nuevo lanzamiento de una banda que podía ser uno de los experimentos más prometedores de la escena del momento o un polvorín de egos a punto de estallar. Aparte de los dos singles ya conocidos, incluidos en la versión estadounidense del disco, este álbum de debut muestra una cultura musical y sonora de lo más variopinta por parte del grupo y una gran conexión entre Winwood, Wood y Capaldi, con Mason aportando a la guitarra y a la composición, aunque algo menos imbuido del furor creador del resto de la bando (tanto es así que abandonó el grupo antes del lanzamiento del disco, aunque sus idas y venidas fueron frecuentes en la breve historia de Traffic).

El disco destaca por la exploración de los límites de los estilos más en boga en el momento, el rock y el pop. Este carácter psicodélico e innovador, sobre todo en el tratamiento vocal de las canciones, la inclusión de efectos sonoros y ruidos de todo tipo y la mezcla de diferentes rítmicas, se deja notar en los juegos de voces de "Heaven is in your mind", la melodía circense y casi infantil de "Berkshire poppies", la cadencia cambiante de "House for everyone", la fusión de estilos de "Dear Mr. Fantasy", el colorismo de los pasejes que conforman "Coloured rain" o el procesamiento de la voz principal de "Hope I never find me there". 

Tambián hay momentos más intimistas, aunque siempre con ese carácter psicodélico y desconcertante en lo emocional, como son las piezas de corte folk "No face, no name, no number" y "Dealer", además de expresiones instrumentales a través de dos sonidos muy de moda en la época: el rhythm'n blues, pasado por la batidora de la improcisación y la experimentación, de "Giving to you" y las influencias orientales presentes en el sitar de "Utterly simple".